Argentina o Perú
En Chile, empresarios, académicos y la opinión pública...
- T+
- T-
Juan Emilio Cheyre
En Chile, empresarios, académicos y la opinión pública frecuentemente hacen evaluaciones que buscan llegar a concluir si nuestro país debe apostar por un vínculo preferente con Argentina o con Perú. Normalmente las posiciones son excluyentes. Estimo que nuestra apuesta debería ser a ambos. Creo que lo que resultaría beneficioso sería construir una relación de paz y confianza que una el presente y el futuro de Chile con el de estos dos países.
Fundamento mi opinión en que tanto Argentina como Perú son vecinos y como tal resulta lógico aspirar a tener un vínculo privilegiado con ambos, ya que esa condición geográfica nos unirá para siempre. Es cierto que algunos destacan el indiscutible peso histórico de la Guerra del Pacífico para optar por Argentina. Sin embargo, no es menor el impacto que tuvo el rechazo trasandino al Laudo Arbitral y que llevó a una cuasi guerra que logró evitarse en 1978.
Otros argumentos que se esgrimen se vinculan a potenciar ventajas en la estabilidad política o en los nichos de oportunidad que se deducen del nivel de desarrollo de uno u otro país. Una mirada realista lleva a concluir que en ambos existen fortalezas y debilidades.
Sin duda, Argentina es un país de tremendas oportunidades, así lo demuestra su posicionamiento histórico como un actor regional y mundial relevante. Hace años ya, nuestro vecino del este aparece como un socio estratégico privilegiado, al que le compramos en 2011,
US$ 4.700 millones; con una balanza comercial históricamente a su favor, que este año fue de
US$ 3.200 millones. La reciente visita de la presidenta Fernández abre nuevos espacios para densificar una relación ventajosa para ambas partes.
Sin embargo, no todo lo que brilla en el vínculo con Argentina es oro. Entre los aspectos que deben monitorearse está la tendencia a privilegiar los asuntos internos de corto plazo por sobre los procesos de integración de largo plazo. A ello se agrega la política de autoprotección cuya última expresión es la Declaración Jurada Anticipada de Servicios, que sin duda, constituye una nueva barrera a los productos chilenos. Adicionalmente, la economía argentina no vive su mejor momento, lo que está incidiendo en la disminución del apoyo a la presidenta Fernández.
Por el contrario, Perú muestra signos manifiestos de su buen momento con una economía que creció en 2011 en 6,92%, exportaciones que llegaron a
US$ 45.726 millones con un 28% de aumento respecto de 2010, así como el anunciado incremento en la inversión, especialmente en la minería, y finalmente, la ampliación del número de tratados de libre comercio.
A lo anterior se une, lo que en esta misma columna predijimos al momento de la elección del presidente Humala, en el sentido que sería un mandatario eficiente y con apoyo, el que se encuentra cercano al 60%.
El punto débil de nuestro vínculo con Perú es el ruido que produce el diferendo marítimo, cuya resolución dictará la Corte Internacional de La Haya. Tras el caso judicial hay una histórica actitud de cuestionar asuntos que, a nuestro criterio y de acuerdo a derecho, se encuentran resueltos. El año 2012 y 2013 seremos testigos del debate que generen las fases de la causa oral. Hoy la tarea es lograr que la resolución ponga fin al juicio y de inicio a una etapa en que, por fin, asumamos un proceso de integración plena.
En síntesis, ni en Argentina, ni tampoco en Perú todo es certezas y oportunidades, ya que como en todo en la vida existen claros y oscuros. Lo que es cierto es que nuestros tres países tienen ventajas manifiestas para complementarse en acuerdos asociativos. De allí que para Chile, ni uno, ni tampoco el otro, son socios a los cuales se pueda renunciar. Por el contrario, una relación profunda con ambos pareciera ser el medio para que en el Cono Sur de América se consolide un proyecto de integración y paz con benéficos efectos políticos y económicos para nuestros ciudadanos.